martes, 10 de mayo de 2011

 N. 32 BASE AMUNDSEN-SCOTT CIUDADES  IMAGINADAS, CIUDADES REALIZADAS. Desde Al Rawda  a la Estación Espacial Internacional.



El deseo de la humanidad por descubrir y colonizar nuevos horizontes ha generado curiosos y casi desconocidos asentamientos humanos en los lugares más inhóspitos. Un ejemplo de esta campaña de exploración e investigación permanente es la base Amundsen-Scott en los gélidos y resplandecientes hielos del polo sur. Pensaríamos que la última frontera sería la colonización del espacio exterior, pero es más complejo todavía la exploración y urbanización de los mares o en su defecto la propia exploración y colonización de los polos, territorios que no habían conocido los seres humanos hasta muy avanzado el siglo XX con las catastróficas experiencias de los navíos pioneros en los que con frecuencia morían la totalidad de los expedicionarios, desorientados por la imprecisa ubicación del polo magnético que oscila y confunde los instrumentos de navegación.

El frio intenso y mortal, los vientos gélidos y las nevadas cegadoras no solo casi imposibilitan la vida urbana en este entorno sino que además va paulatinamente hundiendo todos los edificios bajo gruesas capas de nieve que alcanzan los 1,20 metros al año, recordándonos como fueron cubiertas por las selvas las ciudades mayas o por las arenas los monumentos egipcios, borrando toda evidencia de la presencia humana que a pesar de esta inclemencia de los elementos se resiste y persiste en formar campamentos para explotar los recursos naturales.


La exploración del polo sur también nos permite ver el desarrollo de un proyecto que se presumía el germen de una base que en esencia esperaba llegar a ser un ejemplo de mini ciudad planificada en cada detalle. Si bien hubo expediciones desde 1911 y 1912 estos intentos de ocupación fracasaron ante las complejas características del ambiente. En 1956 se inició la construcción de un campamento permanente que ha tenido que ser reconstruido una y otra vez, fue en aquella ocación cuando se experimentó por primera vez el invierno polar.

El asentamiento se localiza en un terreno movedizo localizado a una increíble altura de 2850 metros sobre el nivel del mar, en el cual los edificios se hunden y se desplazan ya que están construidos sobre un glaciar por lo cual en el diseño de estas instalaciones se prevé su reubicación constante. La temperatura oscila entre los -13 y los -82 grados bajo cero, por ello algunos de los espacios habitables se construyen bajo el nivel del piso y se comunican por medio de túneles ya que así se protegen un poco de los letales vientos helados.

En 1976 se edificó un domo que se constituyó en un emplazamiento permanente o un lugar a donde arribar en las cortas expediciones anuales, dentro del cual los habitantes de este entorno levantaban sus carpas denominadas jamesways herederas de la guerra de Corea, sin embargo la cúpula en la actualidad no es más que una bodega, En realidad la cúpula no funcionó como se esperaba, el hielo la cubre constantemente y amenaza con hacerla colapsar, así que constantemente con tractores especiales hay que retirar la nieve.

El domo que había funcionado también en las arenas calientes del desierto fue ineficiente en los gélidos ambientes del polo, además el hábitat que se genera dentro no permite ningún confort al cuerpo humano ni consiente tampoco la intimidad de los investigadores, tan importante para asegurar el éxito de las campañas de investigación y convivencia humana en entornos tan alejados y de difícil acceso.
Por ello la Base Elevada se construyó como un nuevo edificio que se realza mediante un sistema de gatos y piezas adaptables que le permite librarse de ser enterrado bajo las capas anuales de hielo luego de cada invierno, pues la nieve se acumula y cubre los edificios, aunque después los científicos debieron recurrir a formas arquitectónicas menos innovadoras y más corrientes para superar este inconveniente.

Por ello tras el estruendoso fracaso del domo como espacio habitable, se recurrió a estructuras  similares a los conteiners denominada Base Elevada que desde 2003 permite tener diferentes espacios donde alojar diferentes ambientes, como el restaurante, la sala de ocio, los dormitorios y los laboratorios en los cuales se analizan los gases atrapados en el hielo para conocer la historia de la atmosfera de la tierra, además de busca los ricos yacimientos de minerales y recursos que se alojan bajo las gruesas capas formadas por estratos de nieve acumulados en los últimos cientos de miles de años cuando estos hielos comenzaron a formarse y no solo eso sino que es un lugar privilegiado para observar los cielos debido a su única posición geográfica.
Así que en este caso las condiciones adversas del entorno impidieron el desarrollo de una ciudad en los términos más comunes, haciéndose casi imposible de construir por su lejanía de la civilización y por la condiciones del clima, sin embargo es un emplazamiento que debemos tener en cuenta aunque no se parezca en nada a las ciudades que estamos  acostumbrados  a contemplar en este blog. Ciertamente se trata de un ejercicio muy complejo de urbanización que tiene todos los factores en su contra, pero es justamente en estos grandes desafíos donde puede verse mejor el intento urbanizador de la humanidad que intenta colonizar nuevos entornos.

Aquí no se trata de estéticas composiciones geométricas que buscan resaltar el mensaje del poder por medio de monumentos e iconos cuyo mensaje cargado de simbolismo y poesía debe guiar el espíritu de los habitantes de la ciudad, más bien aparece como un conjunto desordenado de cajas de embalaje arrumadas y dispersas, que no tejen nada y que apenas si resguardan precariamente la vida social.


La Base Amundsen-Scott se destaca de la misma forma que la Estación Espacial Internacional o el modulo submarino sembrado en el mar por Jacques Costeau por ser verdaderos puestos de avanzada en los ambientes más desconocidos y adversos que se pueda imaginar como lo son los polos, el fondo de los mares y el espacio extraterrestre.

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