N.17 NAYPYIDAW CIUDADES IMAGINADAS, CIUDADES REALIZADAS. Desde Al Rawda a la Estación Espacial Internacional.
Como lo hemos observado con regularidad las nuevas ciudades son la forma más efectiva para controlar un territorio, por ello mismo desde noviembre de 2005 la Junta militar de Myanmar ha fundado en la selva central del país una ciudad nueva, calificada en ocasiones como surrealista y desierta[1]. Con este megaproyecto de urbanización los guerreros de la antigua Birmania pretenden generar un nuevo centro urbano, una célula urbana para aislarse de poblaciones tradicionales.
Hemos hablado antes del carácter de una ciudad, a Naypyidaw, a este nuevo sitio, la crítica internacional lo califica con rigor, sin embargo no puede dejar de revelarse la idea de los derechos humanos, frente a una modelación de lo puramente Myanmaresco, esa esencia del ser de una región que en el pasado se asociaba con el clima, la latitud y la altitud. Sin embargo más allá de eso y aún con la veeduría internacional, el gobierno localizado en la nueva urbe interpreta el futuro de la nación, así que la ciudad es habitada solamente por el funcionariado, el conjunto urbanizado se divide en 1200 bloques pintados de colores según el ministerio que ocupan los servidores públicos, barrios similares a los suburbios norteamericanos con grandes casas y palacios donde vive la cúpula gubernamental y finalmente la ciudadela administrativa donde operan los ministerios, además del barrio de los soldados y sus cuarteles generales, y por debajo un sistema de túneles y bunkers.
No es la primera vez que un dirigente birmano funda un nuevo asentamiento urbano para fines gubernamentales y sobre todo sagrados, la primera célula urbana de la tradición birmana (hoy Myanmar) fue la monumental Bagan, el bastión del poderoso monarca Anawrhata, esta tradición de fundar nuevos gobiernos en nuevas ciudades es muy utilizada en toda Asia y en el mundo en general, pero desde la caída de la dinastía Pagan en 1044, la capital de Birmania ha cambiado de ubicación once veces, entre las cuales se destaca el desplazamiento de la capital en 1859 desde Amarapura hasta Mandalay por deseo del rey Mindon.
Por lo tanto solo se trataría de un fenómeno de larga duración y por episodios que como en Cauca Viejo en Colombia busca continuar la tradición fundadora de la colonización antioqueña, pero que en Naypyidaw busca continuar la larga tradición de gobiernos militares del pasado mítico. Al emular a estos héroes reales la junta armada intenta justificar su puesto en el gobierno, de la misma forma en que solían hacerlo los viejos reyes al trasladar la capital del reino con cada cambio de dinastía. La famosa ciudad de Bagan fue reemplazada por Ava en el siglo XIV y con el tiempo la capital fue trasladada a Taungoo, de allí a Pegu, Mandalay y Rangún, ciudad esta última ya envejecida y desordenada.
La nueva capital se trasladó debido en parte a que Rangún es considerada como una destartalada urbe formada por 6,5 millones de habitantes donde parece que los vetustos edificios coloniales van a colapsar, además estaba bastante congestionada y no era funcional como sede de la administración. Por otra parte la junta militar considera que en caso de una inminente invasión extranjera es posible controlar mejor el gobierno desde una ciudad al interior del territorio, también se ha trasladado la capital al centro del país porque se puede controlar mejor zonas rebeldes que operan como fortines guerrilleros de grupos rebeldes como los Karen.
Además, Naypyidaw fue edificada a unos tres kilómetros al oeste de Pyinmana, un lugar bien especial de la historia de Birmania porque aquí se encontraba la base central del ejército que logró liberar al país de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre tanto el régimen de los generales ha optado por aislarse de centros urbanos tradicionales con lo cual aspiran a mantenerse en el poder. Para lograrlo se ha ocupado un área de 4.600 kilómetros cuadrados. Además la ciudad se ubica en un nudo ferroviario que la comunica con el resto de la nación, también se ha ampliado un aeropuerto y se van ido multiplicando los vuelos nacionales seguramente de carácter diplomático y administrativo.
Además, Naypyidaw fue edificada a unos tres kilómetros al oeste de Pyinmana, un lugar bien especial de la historia de Birmania porque aquí se encontraba la base central del ejército que logró liberar al país de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre tanto el régimen de los generales ha optado por aislarse de centros urbanos tradicionales con lo cual aspiran a mantenerse en el poder. Para lograrlo se ha ocupado un área de 4.600 kilómetros cuadrados. Además la ciudad se ubica en un nudo ferroviario que la comunica con el resto de la nación, también se ha ampliado un aeropuerto y se van ido multiplicando los vuelos nacionales seguramente de carácter diplomático y administrativo.
Las amplias avenidas y las sedes oficiales bastante separadas entre sí por lotes todavía baldíos funcionan como una estrategia para evitar las protestas ciudadanas como la “Revolución Azafrán”. Donde los manifestantes escapaban de los militares a través de las callejuelas de la ciudad antigua. Al parecer la socialización dentro de los muros de Naypyidaw no es bien vista por el gobierno, ya que los centros tradicionales de socialización como el comercio se agrupan en un edificio fácil de vigilar y habitado por pequeños locales. Los restaurantes comunitarios se concentran en una colina y con esta estrategia sobre la comida se regulan muchas cosas dentro la estructura de Myanmar.
Las familias de los funcionarios viven en bloques que albergan en promedio 16 familias, los ocupantes de cada bloque pertenecen al mismo Ministerio, se cuenta con solamente un teléfono por edificio.
El viernes 6 de noviembre de 2005, el general Than Shwe, acompañado por su adivino personal trasladó por sorpresa la nueva capital, al lunes siguiente, los funcionarios debieron estar presentes en sus lugares de trabajo, por lo cual se formó una procesión de vehículos, que incluso trasladaba a los animales del zoológico de Rangún. El recorrido fue de más de 300 kilómetros por una carretera que atraviesa el bosque tropical hasta Naypyidaw.
Naypyidaw, significa “Morada de Reyes” pero la mayoría de los funcionarios viven en la pobreza, a pesar de estas carencias los habitantes de la ciudad disponen cotidianamente de acueducto y electricidad, condiciones de vida muy diferentes a las de las ciudades tradicionales del país. Es posible que los militares y sus planificadores urbanos estén pensando en mostrar a Naypyidaw como una urbanización al estilo occidental, pero siempre bajo su propio modelo, porque lo que se está haciendo al habilitar servicios públicos a la ciudadanía es que se la controla por un lado y se mejoran los estándares de vida al menos desde la visión de progreso de occidente que mide el desarrollo en términos de progreso entendido como algo lineal, como un vector ascendente de mejoramiento de la higiene que evita las enfermedades contra las que el cuerpo y la mente deben luchar.
Las avenidas pensadas para los desfiles militares donde los trailers de cohetes y los tanques muestren como en las danzas guerreras de los antiguos birmanos, su talante de guerra, pasaran algún tiempo desiertas, mientras la pequeña ciudad de cien mil habitantes va mejorando cada vez más las condiciones de lo que fuera su vida normal en la vieja ciudad. Las amplias calles están totalmente vacías y por ellas no circula ni un solo vehículo. El aspecto fantasmagórico de la ciudad es el mismo de toda ciudad planificada por la voluntad aparte de que sea un proyecto militar o una ciudad civil, pero en Naypyidaw no hay todavía, parques, cines ni teatros, ni escuelas, tan sólo casas para los funcionarios estatales y calles para que acudan todos los días a su rutinario trabajo.
Los edificios de los ministerios de Energía, Planificación, Transportes, Turismo y Educación, se agrupan en la avenida del Éxito (Zayyatharne), una vía arteria como la que conecta toda Putrajaya, donde las sedes oficiales están separadas por kilómetros de terrenos abiertos en antiguos bosques húmedos tropicales. Se espera que allí en Myanmar se instalen las embajadas extranjeras y todos los edificios administrativos. Los edificios de vivienda y los ministerios son opacados por los suntuosos palacios que el general Than Shwe y los miembros de la junta están construyendo, se destaca el conjunto escultórico en el cual se representa a los tres principales reyes de Birmania a los que la Junta militar intenta emular.
Según algunos indicadores el costo de construir esta nueva ciudad ha si sido de alrededor de 4.000 millones de dólares, pero hay obreros mal pagos que por un dólar diario laboran en jornadas de doce horas, la ciudad es ocupada por al menos 100.000 (cien mil) habitantes que tienen prohibido circular por ciertos barrios. Generando así desde el principio una ciudad sectorizada, dividida como la ciudad imperial de Pekín.
Hemos visto por ejemplo en Putrajaya que no hay referentes históricos debido a que la ciudad es nueva, para superar esta eventualidad de identidad urbana se ha construido una réplica de la tradicional pagoda de Shwedagon la cual cuenta con 98 metros de altura, desde donde se verá la mayor parte de la ciudad. Para alentar al turismo se han construido siete hoteles de lujo en la zona de servicios de Naypyidaw. Finalmente desde el búnker diseñado por ingenieros norcoreanos, la Junta pilotada por el general Than Shwe controla el país.
El periodista indio, Siddharth Varadarajan, quien visitó la ciudad en enero de 2007, describió la inmensidad de la nueva capital como "el máximo seguro contra un cambio de régimen, una obra maestra del urbanismo diseñado para derrotar cualquier supuesta revolución colorista - no mediante tanques y cañones de agua, sino por medio de la geometría y la cartografía". Este periodista ha publicado un blog fotográfico que es la primera muestra de la arquitectura de la ciudad[2].
Recoredmos a Miercea Eliade cuando manifiesta que todo juego es un ritual sagrado donde se decide el mundo, cambiar la capital es un simbolismo, el ser humano es simbólico y por ello mismos místico e intérprete de sus designios por ello no olvidemos que la magia más que la estrategia militar es lo que está en juego en el imaginario del líder del país y de su astrologo.
También Mircea Eliade nos dice que al fundar una ciudad se esta localizando el centro del mundo, se están atando allí las fuerzas cósmicas de un nuevo destino por ello no ha de extrañarnos que:
El actual gobierno militar del país empezó el traslado de los ministerios desde Rangún a Naypyidaw el 6 de noviembre de 2005. Cinco días más tarde, el 11 de noviembre, a las once de la mañana, un segundo convoy de 1.100 camiones militares, que transportaban once batallones y once ministerios dejaba Rangún en dirección a la nueva capital. La repetición del número 11 es debido a las observaciones de los astros del astrólogo personal de Than Shwe.[3]
Por ello en la ciudad coinciden los hechos de la vida cotidiana y por ello se diviniza la cotidianeidad, para garantizar que este tremendo proyecto perdure los lideres deben también recurrir al mundo trascendental. Es imposible librarse del todo de la espiritualidad más aún un militar que siempre está en riesgo debe invocar además de la suerte y el urbanismo de domino estratégico de la población, cierta noción de lo sagrado y de la justicia, porque aunque el régimen sea visto en occidente como un gobierno despreciable, corresponde al modelo de Myanamar aunque a las potencias les parezca contraproducente.
Pero la mejor forma de mostrar los resultados cuantitativos y cualitativos a los estándares de occidente es edificar una ciudad que materializa el estado de progreso de esta junta armada que preside el gobierno y detenta el poder sobre las vidas de los ciudadanos, la cual es muy diferente supuestamente al gobierno republicano.
Pero Naypyidaw al igual que Brasilia y o Putrajaya no pueden crecer de forma geométrica sino adaptadas al colinaje de las selvas, no se puede extender geométricamente como en retícula sino que toma las formas del terreno. Porque desde el principio la idea no era la de edificar un volumen regular en la forma urbana, sino una división más parecida al urbanismo y la jardinería inglesa que inpiró la ciudad jardín.
Se destaca el complejo de los ministerios por su aspecto monumental pero no por el simbolismo de la forma de la arquitectura como si se logra en Chandigarh, sin embargo la fuerza expresiva del conjunto sugiere un centro administrativo ordenado como no aparece en la arquitectura show de Dubai o de Abudabi, al menos no la que llega a nuestras manos.
Mauricio Uribe. Editor
Nota crítica
“L’ Atelier 47” + Urbanitas® + CUPULA & Partners a-j
Dubái es reconocida mundialmente por su acelerado desarrollo urbanístico, por el lujo asombroso de su arquitectura, entre otras, se destaca en todo el globo por el hotel con forma de vela con su cancha de tenis a 100m sobre el mar, también son extremadamente notorias las islas palmera, las islas que representan todos los países y la torre más alta del mundo. Es una ciudad pensada para los súper ricos, sin embargo trabajadores de todo el mundo son llamados para edificar esta nueva ciudad.
En realidad Dubái ya existía desde hace mucho, sin embargo es solo con el auge del petróleo y paradójicamente con el vaticinio de su agotamiento, que los lideres de este pequeño reino de la península arábiga deciden transformar la vocación petrolera del país por una que apunta al turismo, a la urbanización y especulación del suelo urbanizado cuando no sembrado en el mar.
Los líderes tradicionales negociaron con el petróleo obteniendo un poder casi sin límites, tranzaron con Europa y Estados Unidos, a cambio de lo cual los hijos de la elite pudieron viajar por el mundo y adquirir cada vez más el estilo de vida de occidente, con el tiempo comenzaron a importar costumbres y automóviles y más adelante comenzó un auge urbanístico que se cristaliza en la actualidad en forma de una ciudad asombrosa y contradictoria.
Sus contradicciones por ejemplo consisten entre otras en que mientras se han construido las islas palmera, y los mas descollantes rascacielos del globo, parece que hay una crisis hipotecaria, una crisis al tuétano de la propiedad raíz que sumerge a la sociedad dubaina en una tormenta de arena, un debacle que opaca la mítica riqueza petrolera pero que más profundamente nos expresa la dinámica inconstante de la sociedad en una ciudad medio planificada.
Puesto que la planificación nuevamente como lo hemos visto desde el inicio de las publicaciones de este blog siempre es desbordada por toda previsión, los reyes de Dubái tal vez sobredimensionaron su proyecto, pero han dado masa crítica a su ciudad, la cual de nuevo es un ejemplo de la capacidad económica del país, del poderío petrolero, y de la visión de la elite, en el marco de los megaproyectos urbanísticos con los cuales ciertos grupos de inversionistas al igual que gobernantes y planificadores que ya hemos visto desean plasmar sus ideas de civilización.
Estamos al igual que en Camberra, Nueva Delhi y Putrajaya frente a un proyecto que se acomoda a las tenciones del terreno insertando algunas formas euclidianas dentro del trazado, resalta la Dubái continental formada por una organización mas o menos ortogonal en contraste con otra Dubái artificial edificada sobre el mar y cuyas formas geométricas pasan por la literalidad de la palmera del mapamundi y la composición desbordada de nuevas islas dentro del mar.
De la misma forma en que los incas se acomodaron planificando o no totalmente y desde el principio la forma de la ciudad de Machu Pichu, las nuevas ciudades que vemos en la actualidad se destacan porque en ellas explota la simetría, permitiendo a las vías y a las manzanas tomar la forma de los accidentes del terreno, como en Dubái, donde la vías siguen un poco la sinuosidad de la línea costera.
Ahora bien honestamente Dubái no debería estar en esta lista de ciudades completamente planificadas edificadas bajo un plan maestro y llevadas a la materialización por la voluntad humana, porque cuando vemos un plano más amplio lo que aparece es la falta de la unicidad formal de Chandigarh o de Brasilia, es más, no vemos un núcleo político o capitolino, más bien la primacía ha recaído, en los hoteles y rascacielos de los ricos, no se ve por ningún lado un edificio de gobierno o un espacio público con la fuerza de otros donde la sociedad se cohesiona para formar la civitas, exceptuando el caso de alguna u otra mezquita levantada al estilo tradicional de la arquitectura árabe, pero de gran magnitud en tamaño y en altura así como en lujo y ostentosidad.
Entramos pues en un dilema, ¿las nuevas ciudades planificadas que estudiamos pueden carecer de una forma regular y podemos decir que son planificadas?, la solución es clara para Putrajaya donde una vía comunica ciertos racimos topológicos o aglomeraciones barriales o edilicias. Pero en Dubái la respuesta no es tan simple.
No hay en Dubái la planificación de Chandigarh o Brasilia como conjunto metropolitano, pero si se destaca su arquitectura y el urbanismo sobre el mar, pero alcanza el nivel de una obra de arte y una joya de la técnica, que deslumbra y desconcierta.